CUENTOS DE HADAS
“Más
allá del esparcimiento, de la curiosidad, de todas las emociones que
brindan los relatos, los cuentos y las leyendas, más allá de la
necesidad de distraerse, de olvidar, de procurar sensaciones agradables o
aterradoras, la finalidad real del cuento maravilloso es la exploración
más total de la realidad universal.”
Todorov.
El cuento de hadas tiene raíces antiguas,
incluso superando a la recopilación de cuentos mágicos Las mil y una
noches (compilada hacia 1500 d. C.); los antecedentes más antiguos de
los cuentos de hadas aparecieron en el antiguo Egipto, hace unos 1400
años antes de Cristo.
Los cuentos de hadas son una subclase del
cuento folklórico. Inicialmente se transmitió de manera oral, hasta que
diversos recopiladores los pusieron en forma escrita.
Los cuentos
de hadas nunca tuvieron una forma fija, e independientemente de la
influencia literaria, los contadores constantemente los alteraban para
sus propios propósitos.
La característica particular de los
cuentos de hadas no es tanto que traten de hadas. En la mayoría de ellos
no aparecen las hadas, pero las aventuras que narran tienen que ver
tanto con el mundo natural como con el sobrenatural, como lo demuestran
sus personajes arquetípicos: princesas, hijos jóvenes y príncipes
valientes, ogros, gigantes, dragones, troles, madrastras malvadas y
héroes falsos, hadas madrinas y otros ayudantes mágicos, a menudo
caballos, lobos o aves parlantes y montañas de vidrio entre otros.
Algunos etnógrafos compilaron cuentos de hadas en todo el mundo, encontrando cuentos parecidos en África, América y Australia.
Por
ejemplo, Vladimir Propp, un formalista ruso, se dedicó a investigar las
coincidencias de los cuentos a través de una morfología del cuento de
hadas. En su «Morfología del cuento» (1928), Propp, fundamenta el
análisis histórico de los cuentos relacionando materiales etnológicos de
África, América, del mundo clásico europeo, del Antiguo Oriente y de la
cuentística popular rusa, y llega a la conclusión de que los cuentos
son reflejo, históricamente localizable, de concepciones místicas
anteriores.
En su investigación, formula 31 funciones que
equivalen a una relación sistematizada de las acciones que podemos
encontrar en las narraciones de transmisión oral, tanto las que derivan
de una tradición popular, como las que vienen de una tradición culta.
Propp extrae de sus estudios tres principios básicos:
1.
Los elementos constantes y estables del cuento, son las funciones de
los personajes, con independencia de quien las ejecute o de su forma de
ejecución.
2. El número de funciones (o acciones) que se suceden en el cuento, es limitado.
3. La sucesión de funciones es siempre idéntica.
Las 31 funciones se pueden agrupar dentro del esquema básico de la estructura narrativa:
1. Planteamiento (I-VI)
2. Nudo y desarrollo (VIII-XVIII)
3. Desenlace (XIX-XXXI)
Estas son las 31 funciones de Propp:
I. Alejamiento: uno de los miembros de la familia se aleja de la casa.
II. Prohibición: sobre el protagonista recae una prohibición.
III. Transgresión: se transgrede la prohibición.
IV. Interrogatorio: el agresor intenta obtener noticias.
V. Información: el agresor recibe información sobre la víctima.
VI. Engaño: el agresor intenta engañar a su víctima para apoderarse de ella o de sus bienes.
VII. Complicidad: la víctima se deja engañar y ayuda así a su enemigo, a su pesar.
VIII. Fechoría: el agresor daña a uno de los miembros de la familia o le causa perjuicios.
VIII.
La Carencia: algo le falta a uno de los miembros de la familia uno de
los miembros de la familia tiene ganas de poseer algo.
IX. Mediación,
momento de transición: se divulga la noticia de la fechoría o de la
carencia, se dirigen al héroe con una pregunta o una orden, se le llama o
se le hace partir.
X. Principio de la acción contraria: el héroe-buscador acepta o decide actuar.
XI. Partida: el héroe se va de su casa.
XII.
Primera función del donante: el héroe sufre una prueba, un
cuestionario, un ataque, etc., que le preparan para la recepción de un
objeto o de un auxiliar mágico.
XIII. Reacción del héroe: el héroe reacciona ante las acciones del futuro donante.
XIV. Recepción del objeto mágico: el objeto mágico pasa a disposición del héroe.
XV. Desplazamiento: el héroe es transportado, conducido o llevado cerca del lugar donde se halla el objeto de su búsqueda.
XVI. Combate: el héroe y su agresor se enfrentan en un combate.
XVII. Marca: el héroe recibe una marca.
XVIII. Victoria: el agresor es vencido.
XIX. Reparación: la fechoría inicial es reparada o la carencia colmada.
XX. La vuelta: el héroe regresa.
XXI. Persecución: el héroe es perseguido.
XXII. Socorro: el héroe es auxiliado.
XXIII. Llegada de incógnito: el héroe llega de incógnito a su casa o a otra comarca.
XXIV. Pretensiones engañosas: un falso héroe reivindica, para sí, pretensiones engañosas.
XXV. Tarea difícil: se propone al héroe una tarea difícil.
XXVI. Tarea cumplida: la tarea es realizada.
XXVII. Reconocimiento: el héroe es reconocido.
XXVIII. Descubrimiento: el falso héroe o el agresor, el malvado, queda desenmascarado.
XXIX. Transfiguración: el héroe recibe una nueva apariencia.
XXX. Castigo: el falso héroe o el agresor es castigado.
XXXI. Matrimonio: el héroe se casa y asciende al trono.
Posteriormente,
estudió los personajes, ya que las funciones se sustentan por unos ejes
(actantes) que realizan estas funciones, que siempre se repiten. Así
definió el cuento de hadas como el compuesto por estos siete protagonistas o personajes (actantes):
1. Antagonista o agresor
2. Donante
3. Auxiliar (objeto mágico)
4. Princesa
5. Mandatario
6. Héroe
7. Falso héroe.
El cuento de hadas, es el que ha sido más cultivado y el que ha merecido más estudios por parte de psicólogos y de pedagogos.
A
veces se ha visto en estos un perjuicio para los niños y se han
sustituido por narraciones más morales o didácticas, aunque, así, se
amputa una parte importante de la sensibilidad del niño. Hoy en día
parece que estamos de acuerdo en los valores formativos que el cuento
puede aportar en el desarrollo del niño. El componente maravilloso hace
que estos relatos penetren en el subconsciente del niño y lo liberen de
sus miedos y frustraciones. Por eso cada niño tiene su cuento favorito,
que no se cansa de leer o de escuchar. Es el cuento que le permite
calmar sus temores, aliviar sus angustias, encontrar nuevas salidas a
las incógnitas que se plantea.
El niño, gracias a los cuentos de
hadas, se orientará en el mundo e irá entendiendo mejor qué es lo que se
espera de él porque esas historias hacen referencia a los problemas
humanos universales -a los que más desasosiegan al niño- y estimulan al
niño a tomar sus propias decisiones, a la vez que le permiten templar el
ánimo y superar estadios edípicos, narcisistas o rivalidades fraternas.
Los cuentos de hadas llevan un mensaje implícito que los niños captan
muy bien: la vida trae complicaciones y adversidades; pero hay que
enfrentarse a ellas, por muy injustas y dolorosas que sean, para
superarlas y obtener la victoria.
Por ejemplo, la tesis de Bruno
Betellheim parte de la base de que todos los cuentos de hadas reflejan
la evolución física, psíquica, intelectual y social del niño; por
ejemplo, el fracaso del egocentrismo, la soledad y falta de afecto, la
satisfacción del deseo (casa de chocolate) y el triunfo sobre el peligro
(la bruja) ,simbolizado en el cuento “Hansel y Gretel”; el complejo de
Edipo (4) en “Blancanieves”; la pubertad en “Caperucita Roja”; la
rivalidad entre hermanos en “La Cenicienta”; el temor sexual en “La
Bella y la Bestia” y el incesto en “Piel de asno”, un tema tabú del que
todos saben algo, pero del que pocos se atreven a hablar.
Hay
otros elementos que suelen repetirse en estos cuentos: salida al bosque
al mundo, encuentro con antagonistas y amigos, pruebas que hay que
superar para merecer la victoria y alcanzar la meta soñada. Es el camino
hacia la propia realización: son acciones que simbolizan lo hitos de
una trayectoria vital. El niño comprende con símbolos que algún día
habrá de enfrentarse solo a la realidad y de esta forma va adquiriendo
seguridad.
Mediante la identificación con el héroe avanza en su
camino y se convence de que quien lucha valientemente, por pequeño y
débil que sea, finalmente triunfa. Conquista, de esta manera, su meta,
simbolizada en la princesa y el reino y, en término reales, en el logro
de una personalidad madura, armónica, integrada en el grupo social al
que pertenece.
En la literatura contemporánea, muchos autores han
usado la forma de los cuentos de hadas por diversas razones, tales como
examinar la condición humana desde el marco sencillo que proporciona un
cuento de este género. Algunos autores buscan recrear un tono
fantástico en un discurso contemporáneo, mientras que otros escritores
usan las características del cuento de hadas para relatar temas
modernos.
Las estructuras sociales cambian, surgen entonces
nuevos héroes y nuevos villanos, más acordes con el pensamiento del
hombre de ciudad.
Cooper, J.C.: Cuentos de hadas. Alegorías de los mundos internos, Barcelona: Editorial Sirio, 1998, 189 pp.
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