El cerebro se divide en dos hemisferios, cada uno con cuatro lóbulos conectados entre sí por el corpus callosum. Los dos hemisferios, el izquierdo y el derecho, cuentan (cada uno) con características distintas que definen nuestra forma de pensar y actuar. Aunque todos tenemos la capacidad de utilizar ambos hemisferios, la mayoría de las personas tendemos a utilizar más alguno de los dos.
Esta utilización diferencial se ve reflejada en modos de pensamiento, habilidades asociadas y patrones de conducta que además están determinados por el medio y entorno social. Existen dos formas para procesar información, la primera en el método analítico verbal y para la segunda se deben desarrollar técnicas que utilicen ambos hemisferios.
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